‘¿Plurinacionalidad de izquierdas? Derecho a decidir y ciudad’ in Diario Público.es

Las ciudades en la historia han cumplido dos roles: ser lugares de encuentro entre diferentes y protagonistas de transformaciones sociales. En este sentido, la indignación del 15M al menos en el Estado, como exigencia generalizada al fin de las políticas de austeridad, presenta un nuevo revival pos crisis de las izquierdas que comenzó en Madrid y Barcelona y se está extendiendo con el tabú de la plurinacionalidad en el corazón de un inexistente debate hasta la actualidad.

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La estatua de La Pasionaria en las orillas del río Clyde en Glasgow. (Por @icalzada)

No obstante, el binomio izquierdas y ciudad puede adoptar también diversas formas muy distintas a las que no estamos muy acostumbrados en la península Ibérica. Por ejemplo, caminando por Edimburgo o Glasgow no parecería que estamos en una sociedad dividida tras un año desde que se celebró un referéndum de independencia pactado entre el Gobierno escocés y el Gobierno británico. Y es curioso, cualquier referencia a plurinacionalidad en el Estado español va a acompañada de la sacrosanta ‘unidad territorial’ como antídoto de la supuesta fractura social. Como si los asuntos territoriales fuesen una patología a erradicar; cuando lo que debería hacerse sería una pedagogía del derecho a decidir y del respeto al juego de mayorías y minorías.

En este sentido, en Escocia, la izquierda transformadora actuó como motor en una labor de pedagogía política sin precendentes en las islas británicas. Tal vez, cabría decir, que el pacto es una consecuencia lógica al reconocimiento nacional que tiene Escocia como comunidad imaginada (Benedict Anderson dixit, RIP) voluntariamente unida al Reino Unido. Ya que al fin y al cabo, toda la comunidad nacional es imaginada. La cuestión es, con qué grado de respeto y de diversidad hacia dentro y fuera se ha construido y se sigue manteniendo ‘forzosa’ o democráticamente.

En esta línea discursiva podríamos concluir así, que las Elecciones Generales 2015 no han sido unas elecciones más. Si existe un denominador común, desde cualquier ángulo geográfico es que, el gran espectro que podemos denominar ‘izquierda’ se ha movido o está en posición de modificar las inercias recentralizadoras que han ido haciendo mella de manera penetrante. Posiciones de autodenominada ‘izquierda’ como las de Podemos, PSOE, IU, pero también, PSC, ERC, CUP, EHBildu, etc, tienen un papel relevante en este escenario estatal.

Se podría realizar una lectura urbana en lo referente a una supuesta emergente ‘plurinacionalidad de izquierdas’ con tres breves apuntes:

1.- La indignación generalizada, la ruptura con el modelo de representación política bipartidista germen del 78 y la necesaria búsqueda de un modelo socio-económico más justo, meritocrático y transparente.

2.- El fin de la alternancia, la necesaria búsqueda de puentes y pactos y la importancia de contar con las minorías para construir nuevas mayorías. A este respecto sería interesante recoger el análisis que realiza Enric Juliana en relación a la pugna hegemónica que PSOE y Podemos que está escenificando estos días:

La competición entre un PSOE analógico, atrincherado en el Sur y fortificado en las ciudades pequeñas y los pueblos, y un Podemos digital que ha superado a su veterano competidor en la gran mayoría de los municipios de más de 100.000 habitantes, bien conectado con los jóvenes, y con una inteligente estrategia pronacionalidades (artículo 2 de la Constitución), que coge con el pie cambiado a los socialistas catalanes, vascos y gallegos, se está convirtiendo en una de las piedras angulares de la política española.

3.- La naturaleza de la posición volátil y líquida del eje de izquierdas estatalistas e independentistas en lo referente a las estrategias pro-plurinacionalidades y en aras de abrir un nuevo ciclo a favor del derecho a decidir de las mismas. Ahí, las posiciones de PSOE, Podemos e IU por una parte y de ERC, CUP y de EHBildu, presentan más puntos de desencuentro que de consenso. Unido todo ello a sus diversas estrategias en el territorio estatal.

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Yes bar, en Glasgow cerca de la Central Station. (Por @icalzada)

Todo parece indicar que la presión por la Grand Coalición y los poderes supranacionales pueden estar actuando ya echando por tierra ya la democracia local en las ciudades y en el germen de respeto, unión-desunión voluntaria y valor de la diversidad interna como es la plurinacionalidad. Plurinacionalidad que únicamente puede ser actualizada con una gran dosis de respeto hacia el derecho a decidir de las comunidades imaginadas que al día de hoy conviven (forzosamente o gustosamente) en un estado que se dice plurinacional y que no reconoce a sus naciones (eufemísticamente se refiere a ellas como nacionalidades). Tal vez, sea momento de llamar a cada cosa por su nombre dejar fluir a una democracia tan líquida como tan real en esta foto post 20D. Y aquí, las ciudades y las izquierdas, siempre serán la única esperanza de un Estado (¿inteligente?) que se quiera denominar y articular con ese respeto a sus pueblos en clave plurinacional.

¿O, es que el estado español teme dar voz a su propia plurinacionalidad?

Son navidades también en Glasgow. Y desde la altura de la estatua del escritor Walter Scott, exactamente donde la noche del referéndum en el 2014, personas a favor de un ‘si’ y un ‘no’, se agrupaban en la George Square, hay una gran noria y un carrousel a su lado. ¿Quién diría que hace un año hubiera un ‘referéndum’, ¿verdad? Niños y niñas, familias del ‘si’ y del ‘no’, dando vueltas al carrousel con una sonrisa y tras haber rebasado una prueba democrática de gran calado en lo que se conoce como democracia directa: un referéndum. Tan difícil de imaginar para algunas mentes, parece ser; que daría la impresión, que temen una democracia real proyectando sus propios miedos y fantasmas de una unidad con mapas territoriales (y mentales) cada vez más, en realidad, diversos y ricos.

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